Jóvenes, música chicha y la identidad popular




Al interior del minibús 222 que recorría sobre la avenida Blanco Galindo, en dirección de Cochabamba a Quillacollo, se oía canciones de cumbia sureña o también conocida como “cumbia Chicha”, que Francisca Colque (mujer de pollera brillosa, blusa celeste, un par de pendientes en las orejas) reproducía a través de su celular android, presumiendo sus gustos sonoros y convirtiendo ese ambiente en un karaoke móvil, porque no faltó algún pasajero que coree una de las canciones. El repertorio eran éxitos o hits de grupos musicales como: “Lágrimas por Amor”, “Coralí”, “Sabor, Sabor” y “Sagrado”.

“Voy a bajar”, anunció Francisca al conductor. Cruzó la carretera y se dirigió a Disco Show Nayeli, un local de música popular en vivo; allí, en medio del mocerío quienes pretendían ingresar, se encontraban un par de jóvenes vestidos de jean azul, camisas (manga corta), y peinados extravagantes que la aguardaban (a ella) frente a la puerta principal, que estaba custodiada por dos personas vestidas de negro, que cumplían el rol de seguridad y, a la vez, cobraban la entrada que costaba 40 bolivianos; sin regateos, ingresaron  a disfrutar de las canciones de distintas agrupaciones que se presentarían en el escenario.



Desde hace más de una década, el género popular entró al mercado para un cierto público determinado, jóvenes migrantes de áreas rurales a la ciudad y, que a la fecha, se convirtió en su identidad musical. Su sonoridad es una mezcla de cumbia, huayño y electrónica. Sus letras hablan de su cotidianidad como el trabajo, la vivencia, el enamoramiento, detalles que identifica a su oyente.

Dentro el local, la música era ensordecedora, pero eso no parecía importarles al centenar que personas asistentes, al contrario, disfrutar y compartir era lo primordial. Sobre las mesas cuadras de plástico (de capacidad para cuatro a seis personas) posaban baldes de Chicha (bebida hecha de maíz)  y en algunos casos, cajas de cervezas. “Salud… Salud”, brindaban mientras coreaban las canciones del grupo en turno.

En Cochabamba existen más de siete locales populares, como: Ex duraznitos, Collasuyo, Fillmaxim, Primavera, Disco Show Nayeli, entre otros, donde cada sábado y domingo, las agrupaciones de “cumbia chicha”, realizan sus presentaciones. “Este género no se puede escuchar y tocar donde sea, creo que los jóvenes siempre van a ir donde se siente identificados y se sientan más cómodos”, asegura Jorge Cavero, el dueño del local.



El músico y fundador del Instituto Laredo de Cochabamba, Franklin Anaya, afirmó que los pueblos o en espacios fuera de la urbe, aceptan o sienten un determinado orden de sonidos que es parte de su identificación; ese lenguaje musical condiciona un arte y una técnica peculiar, propia en melodías ritmos o armonías, y tan propia que, frecuentemente, la música de un país o de un grupo determinado resulta incompresible para otros.

Esa noche, cinco agrupaciones fueron convocadas a tocar. Cada uno tenía 45 minutos de show. Al centro, frente al escenario (de cinco metros de ancho, ocho de largo y de uno y ½ de alto) decenas de jóvenes armaron una pista de baile. Los juego de luces, globos y serpentinas, acompañaban ese entorno popular.

En el cambio de grupos, un animador del lugar continuaba la fiesta, animando a los asistentes a bailar y, a la vez, anunciando la arribada de otras agrupaciones.

Los integrantes, de este género musical, suelen tener un uniforme con colores chillones y exponen el nombre de la agrupación en un lugar visible de su prenda de vestir. Tienen una obsesión por realizar pasos únicos que difieran del otro. Sus vídeos en YouTube, sobrepasan las 200 mil reproducciones. En los últimos meses, este género ha sido aceptado en canales de televisión nacionales con rankings bailables y fueron agregados a sus coreografías. Poco a poco, su expansión y visibilidad es notoria.

Sin embargo, este proceso de música popular no fue de un día al otro, pasó por una serie de etapas; por ejemplo, en una investigación sobre la Música Popular realizada por la universidad Católica Boliviana, afirma que a ciertos grupos que surgieron en la época de los 80’s y 90’s, se los podría considerar como los padres de este género musical del país, tales como Mayoru, Los Ronich, Los broders, América Pop, entre otros.

“Me encanta este tipo de fiestas, es más sincero, más humilde a comparación de otros porque la paso mil veces mejor. No encuentro las palabras para expresar mi satisfacción de presenciar todos los fines de semana estos eventos”, confiesa Higor Camacho, el animador.


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